Cuando comenzaba, hace ya más de 20 años, en la industria de las artes gráficas, la informática por supuesto que no estaba tan avanzada como lo está ahora.

En 1998, año en que comencé a relacionarme con el diseño gráfico (asistido por computadora), las computadoras no guardaban gigas ni terabytes de información, sino utilizábamos algunos kilobytes para guardar lo necesario. Es más: un archivo grande, digamos de 40 megas, requería que tuviéramos equipo especial, tal como los iOmega ZIP (100 MB) o, si realmente eras un diseñador de gran producción, una unidad iOmega JAZ (de 1GB).

Aunque esto pareciera limitante, durante los años 90’s y los primeros años de la década del 2000, quienes nos involucramos en este negocio aprendimos mucho del manejo de datos. Aprendimos a optimizar los procesos, sobre compresión de imágenes (para los mapas de bits), y establecimos muchos estándares que, aunque parecen bastante perdidos hoy, hacen que funcionen bien las cosas en momentos que los diseñadores más jóvenes no saben qué causa un error, no por inexperiencia, sino por la facilidad de obtener memoria y almacenamiento hoy día.

DISTINTOS FORMATOS PARA DISTINTOS USOS

En el aspecto gráfico, existen dos grandes grupos que todos conocemos: el formato de mapa de bits, y el formato vectorial.

GRUPOS DE FORMATOS DE MAPAS DE BITS

Cuando los usuarios no tienen una necesidad específica para manejar sus imágenes, regularmente desean tener sus archivos en formatos de mapas de bits, porque son pequeños, convenientes y sencillamente sirven. Sin embargo, los formatos de mapas de bits no son iguales en absoluto, y con mayores o menores características podremos hacer más o menos con ellos.

Dentro de los formatos de mapas de bits, entonces, encontraremos otros dos grupos también muy grandes, que se dividen entre «con pérdida» y «sin pérdida». Esta pérdida se da en la compresión de la imagen (o el algoritmo que utilicemos al guardar).

El caso más notorio de la compresión con pérdida, histórico y aun muy extendido, es el de JPEG. Es un estándar que viene rondando desde la década de los 80’s. La compresión JPEG puede ser o muy ligera (con menor pérdida de información), o muy agresiva (con mayor pérdida de información). La idea es engañar a nuestra vista, en términos de color y luminosidad, para tener una sensación de la imagen original, aunque existirán bloques que pierdan completamente detalles y contrastes. Existen los llamados artefactos JPEG, que forman mosaicos donde se pueden apreciar cuadros de colores que no corresponden, o pixeles desproporcionados a la imagen desde donde se generó el archivo. Todo esto sucede al almacenar datos en tramas de 8×8 pixeles, que después se usan para reconstruir la imagen, siendo que no siempre existirán los mismos patrones en la imagen. A pesar de ser evidentemente un formato con problemas para reproducir o ampliar las imágenes, es sumamente utilizado porque los archivos producidos resultan muy pequeños y portables.

Los archivos sin pérdida, por ejemplo los TIFF sin compresión, o con compresión Huffman, son archivos que tienden a ser muy grandes. Cuando queremos moverlos de un equipo a otro para, digamos, una impresión, deberemos tener buenos soportes (hoy en día las «memorias» USB son suficientemente grandes) o bien, ancho de banda suficiente y un buen almacenamiento en línea (igualmente, en la actualidad es más fácil mover grandes cantidades de datos, aunque todavía hay limitantes según las regiones geográficas). Superada la barrera de la portabilidad, los archivos sin pérdida siempre guardarán toda la información que hayamos capturado sea a través de una cámara, un escáner o al haber exportado nuestro proyecto a un formato sin pérdidas. Supone esto una ventaja, siempre que queramos ampliar el tamaño, o tengamos una necesidad mayor de resolución que la alta.

Una lista de formatos de mapas de bits serían: BMP, JPG, GIF, PNG, PSD, TGA.

GRUPOS DE FORMATOS VECTORIALES

Entre los formatos vectoriales, podríamos centrarnos en dos grupos que desprenderán sus propios ejemplos. El primer grupo, es el de los estándares, y el segundo, el de los propietarios. En general, un formato estándar sigue unas normas que se han publicado en grupos de especialistas (como la ISO o la IEEE), mientras que los formatos propietarios son intrínsecos al software con el que fueron generados.

Durante años, PostScript y su evolución, PDF, han sido los principales formatos de intercambio de archivos gráficos, aunque no podemos llamarlos «vectoriales». En realidad, tanto PostScript como PDF son archivos de programación (no generados por humanos), que definen series de reglas para reproducir cómo debe verse esta información en una pantalla, y durante la impresión o reproducción en otros medios (como podrían ser CTP o filmadoras de negativos). A pesar de que no sean vectores propiamente, pueden contener vectores y, generalmente, se les trata de esa manera. Estos dos casos son un ejemplo de un formato estándar.

Otro formato estándar, cada día más conocido, es el SVG. Los gráficos de vectores escalables son archivos que definen cómo se dibujan líneas, impone texto (en su caso), y pueden volverse a escalar (tanto en ampliación como en reducción) afectándose apenas la información en el archivo. Son cada vez más comunes porque integrarlos en software de diseño es barato, ya que no hay que hacer pagos de licencias a desarrolladores, al haberse publicado su especificación por la W3C.

Los formatos propietarios son muy conocidos por todos: AI para Adobe Illustrator, CDR para CorelDRAW!, y antes, FH para FreeHand. Cada uno sigue su lógica de formato, y regularmente solo el software que los genera sabe cómo tratarlos. Existen excepciones en el manejo de estos archivos, sobre todo en software para RIP o corte de vinil, como los desarrollados por SAi (creadores de Flexi-SIGN). Sin embargo, se recomienda solo utilizar estos archivos como fuente de diseño, y utilizar PDF para intercambio entre distintos usuarios.

Una lista de formatos vectoriales podrían ser: AI, EPS, PDF, CDR, SVG, DXF, WMF.

¿PARA QUÉ NO ME SIRVE UN ARCHIVO DE MAPA DE BITS?

Especialmente, cuando necesitamos reproducir detalles. Aunque con una resolución alta (de 300 DPI) podemos reproducir fielmente en placa o impresión nuestros diseños, en realidad no podemos hacer cambios a nuestros archivos. Siempre es importante mantener un original de nuestro diseño para poder hacer ediciones. Además, si se trata de textos muy pequeños, como en libros o revistas, la solución radica en utilizar un formato de autoedición o PDF, siempre manteniendo los textos intactos y las tipografías en los equipos donde vayamos a hacer preprensa.

¿PARA QUÉ NO ME SIRVE UN ARCHIVO VECTORIAL?

Un archivo vectorial podría «servir para todo», aunque debemos entender que, si somos estrictos en el uso de la palabra, los archivos vectoriales no guardan fotografías, sino trazos vectoriales. Por tanto, si somos estrictos, un formato vectorial no permite reproducir fotografías, aunque podemos incrustar mapas de bits en los archivos gráficos.

Ahora bien, también es importante recalcar que utilizar un formato vectorial para tareas de autoedición (revistas, libros, entre otras publicaciones) es profundamente ineficiente. Los archivos se harán gigantescos, puede haber una cantidad de datos innecesarios que se repitan, y solo es un comienzo.

QUÉ ES LA AUTOEDICIÓN Y SUS FORMATOS

La respuesta rápida: es el diseño de publicaciones que requieran contenido de texto, imágenes y vectores dentro de una página o páginas. Esto es el equivalente a la antigua formación de tipografías en galeras.

Sus formatos tampoco son estándares, aunque casi todos entregarán la publicación en PDF listo para la preprensa, e inclusive buenos archivos para prensa digital. Sin embargo, tal como en los formatos vectoriales, debemos tratar de intercambiar archivos solamente con formatos estándar, ya que no todos poseen licencias del software para su procesamiento.

Algunos ejemplos de software de autoedición son QuarkXPress y InDesign.

FORMATOS GRÁFICOS QUE NO SON GRÁFICOS

Existe una confusión general, siempre, sobre cómo ver un archivo que recibimos de un diseñador, sobre todo si hablamos de tareas especiales como CNC o bordado. Y es que, si bien DXF hoy se utiliza como un formato estándar (es decir, un archivo de AutoCAD), la verdad es que no es un estándar y necesitaremos un visor de este tipo de vectores.

El desconocimiento de las tecnologías con las que producimos, como el bordado, también hacen que existan mitos sobre cómo abrir un archivo, cómo recibirlo y cómo trabajarlo. Específicamente en el caso del bordado es habitual recibir formatos vectoriales (estándares y propietarios) exigiendo que se produzca desde ese diseño. Si bien, por ejemplo, un software de diseño de bordado tiene herramientas heredadas del diseño asistido por computadora, decir que un diseño de bordado es «vector» es, por lo menos, intrépido.

Valga decir que si queremos ver un diseño especializado, requeriremos un visor, sea gratuito o pagado, para poder visualizar en nuestras pantallas estos tipos de diseños.

Espero que este pequeño artículo haya sido de ayuda para resolver dudas básicas sobre formatos de archivos gráficos.